Estamos habituados a utilizar el sistema
sexagesimal para medir el tiempo. Tenemos muy asimilado que un día está
compuesto por 24 horas, cada una de las cuales está formada por 60 minutos, que
a su vez se dividen en 60 segundos. Este sistema nos acompaña desde hace siglos
y, por uso y costumbre, lo tenemos profundamente interiorizado. Sin embargo, a
lo largo de la historia se han dado otras propuestas de medida del tiempo.
Concretamente en esta entrada nos vamos a centrar en el sistema que se
introdujo en Francia durante la revolución francesa.
En 1793 la Convention Nationale (Convención
Nacional Francesa) nombró un comité formado por matemáticos (entre los que se
encontraba Pierre-Simon Laplace) y astrónomos
encargado de crear un calendario nuevo. El 5 de octubre de 1793 se anunció su
implantación. Presentaba entre otras las siguientes peculiaridades:
- El inicio del calendario se fijó el 22 de
septiembre de 1792 (día de proclamación de la República).
- El año nuevo comenzaba precisamente cada 22 de
septiembre.
- Dada la nueva coyuntura política, se eliminó del
calendario cualquier referencia a festividades religiosas.
- Cada año constaba de 12 meses de 30 días cada
uno.
Meses del año
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Otoño
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Invierno
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Primavera
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Verano
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Vendémiaire
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Nivôse
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Germinal
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Messidor
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Brumaire
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Pluviôse
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Floréal
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Thermidor
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Frimaire
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Ventôse
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Prairial
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Fructidor
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- A final de año quedaban 5 días extra (6 en caso
de año bisiesto) que permitían encajar el calendario con el año solar.
Estos días eran fiestas nacionales:
- La Fête de la Vertu, “Día de la Virtud”
- La Fête du Génie, “Día del Talento”
- La Fête du Travail, “Día del Trabajo”
- La Fête de l’Opinion, “Día de la Opinión”
- La Fête des Récompenses, “Día de las
Recompensas”.
- En años bisiestos, el sexto día, La Fête de
la Révolution, “Día de la Revolución”.
- Los meses se dividían en 3 semanas de 10 días.
- Se sustituyó el sistema sexagesimal por el
sistema decimal para medir el tiempo.
El Calendario Republicano proponía días de
10 horas, cada una de las cuales se dividía en 100 minutos, que a su vez
estaban formados por 100 segundos cada uno de ellos. Por lo tanto, cada día
estaba compuesto por 100000 segundos que debían equivaler a los 86000 a los que
estamos habituados en el sistema sexagesimal. Esto obligaba a que los segundos
en el modelo francés equivalían a 0,864 de los segundos del sistema que
mantenemos en la actualidad. Por otra parte, un minuto en el sistema decimal
era 1 minuto y 26 segundos del sistema sexagesimal. De la misma forma, una hora
decimal equivalía a 2 horas y 24 minutos de nuestro sistema.
A pesar de que el calendario fue
implantado el 24 de octubre de 1793 creó mucha controversia entre el pueblo
francés, que no terminó de acostumbrarse a este nuevo sistema. Tan solo 17
meses después, el 7 de abril de 1795 dejó de ser de uso obligatorio. Siguió
utilizándose hasta el 1 de enero de 1806, cuando Napoleón abolió su uso oficial
en el estado.
Referencias:
Es realmente curioso lo interiorizado que tenemos la base sexagesimal para medir el tiempo sin pararnos a reflexionar sobre cuestiones como la que se comenta este post. Sin embargo, esto me ha hecho acordarme de que, en ocasiones, se siguen observando errores relacionados con la conversión entre la base sexagesimal y la decimal al decir, por ejemplo, que "1.25 horas es igual a una hora y 25 minutos"... La idea de cambiar la forma que tenemos de medir el tiempo a la base decimal podría parecer más sencilla para "llevar mejor esa cuenta", pero a la vista está que, al menos en su día, no lo fue.
ResponderEliminar¡Muy interesante lectura!
La parte del reloj no llegó a imponerse nunca. Había relojes con los dos sistemas en una misma carcasa y cosas así, pero el cambio era demasiado fuerte. En cambio el calendario si que estuvo un tiempo vigente, creo que más de una década. Y no fue tanto la falta de costumbre como la presión de la iglesia por recuperar sus santos lo que acabó con ello... Creo recordar, que hace tiempo que leí de estas cosas.
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