La
concepción esencialista considera que el conocimiento es independiente del
contexto histórico en el que se desarrolla y que, por lo tanto, es intemporal e
inalterable a lo largo del tiempo. Sin embargo, como se mencionó en la tarea
anterior, el desarrollo del conocimiento está sujeto al contexto histórico en
el que se produce, pudiendo verse afectado por cuestiones éticas, políticas,
sociales, económicas… No se puede desligar el conocimiento de ese contexto, ni
de los medios, herramientas y recursos de los que se dispone en cada época.
Además,
las teorías científicas vigentes están sujetas a revisión y, por lo tanto,
ideas que en la actualidad consideramos verdades en el futuro pueden ser
actualizadas por una teoría que las complete o verse obsoletas. Por ejemplo, en
el siglo III a.C. Euclides postuló en los Elementos que “la suma de los tres
ángulos interiores de un triángulo suman 180º”. ¿Siempre? Esta idea es siempre
cierta en un espacio plano, pero no se cumple para la geometría hiperbólica ni
la elíptica, con las que se empezó a trabajar siglos después. Es decir, una
idea que se daba por sentada desde aproximadamente el año 300 a.C. se vio
completada alrededor de los siglos XVIII y XIX d.C.
El
conocimiento se genera y modifica a lo largo del tiempo. Por lo tanto, dada su
naturaleza cambiante y contingencia histórica, no tiene cabida una visión
esencialista de la epistemología en general y, mucho menos en la EH.
Referencias:
●
Becerra Batán, Marcela, mayo 2016. "La cuestión de la
Epistemología Histórica como estilo epistemológico".
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