La evolución y desarrollo de las nuevas
tecnologías ofrece la posibilidad de acceder a todo tipo de contenidos de forma
inmediata. Esto ha supuesto una gran transformación en el comportamiento de los
consumidores.
Antes de la irrupción de internet las vías
principales de acceso a la información eran la televisión, la radio y la prensa
escrita. Ahora, en cambio, podemos seleccionar entre una ingente cantidad de
canales de vídeo y podcasts disponibles para consumirlos como, cuando y tantas
veces como deseemos. Por otra parte, la llegada de las redes sociales
posibilita nuevas formas de relación entre emisor y receptor. Antes la
comunicación se establecía únicamente en una dirección, mientras que ahora
plataformas como Twitter o Youtube permiten una relación bidireccional entre la
persona que crea el contenido y las que lo consumen.
La comunicación de la ciencia no es ajena
a este fenómeno. El número de personas dedicadas a divulgar contenido
científico a través de redes sociales ha crecido mucho en los últimos años.
Canales de Youtube como QuantumFracture, La Gata de Schrödinger, Date un Voltio o C de Ciencia ofrecen contenidos de muy alta calidad, con un lenguaje adaptado a un
público joven, dinámico y breve.
Por desgracia, esta posibilidad de
difusión universal no está exenta de riesgos. Las redes sociales ejercen de
altavoz de todo tipo de contenidos, ya sean de organismos o instituciones
contrastadas como de planteamientos potencialmente peligrosos. El uso de
internet para estos fines es una realidad todavía pendiente de abordar. En
ocasiones surgen noticias de supuestos especialistas, que presentan sus ideas
como científicas, utilizando un vocabulario similar al de la ciencia, pero sin
ninguna metodología o evidencia científica detrás que los valide. Estos
contenidos no solamente tienen presencia en internet y redes sociales, sino que
sigue existiendo espacio para ellos en medios de comunicación más
tradicionales, como la prensa escrita, la radio o la televisión. Sin embargo,
internet supone una herramienta de difusión que multiplica el número de
receptores.
Es esencial dotar a la sociedad de
mecanismos para poder diferenciar los contenidos de calidad y disminuir el
nivel de aceptación de pensamientos pseudocientíficos. Internet facilita el
acceso al conocimiento, pero debemos ser críticos con lo que consumimos.
Comentarios
Publicar un comentario