Cuando hablamos de ciencia y tecnología existe cierta tendencia a pensar que, en primer lugar, se produce el conocimiento científico y que, como consecuencia de dicho conocimiento, se desarrolla tecnología a partir de ello. En mi opinión se trata de una forma demasiado simple de considerar la relación entre ambas.
Para poder aproximarnos a esta cuestión es interesante partir de en qué consisten o cuál es el objetivo de cada una de ellas. Por un lado, la ciencia trata de comprender el funcionamiento del universo y describir los mecanismos que hay detrás. Por otro lado, la tecnología busca aplicar el conocimiento científico para modificar nuestro entorno según nuestras necesidades. Atendiendo a estas definiciones podría parecer que la premisa anteriormente citada es cierta. Sin embargo, debemos considerar la forma en la que una ayuda al desarrollo de la otra. Pongamos un par de ejemplos:
- Consideremos el efecto Doppler, es decir, el cambio de frecuencia
aparente de una onda producido por el movimiento relativo de la fuente
respecto al observador. Este conocimiento científico ha posibilitado el
desarrollo de tecnología como el radar o el sonar. Se trata de un ejemplo
de tecnología aplicada a raíz de un descubrimiento científico.
- Consideremos la teoría de la relatividad general. La tecnología
desarrollada para la detección de ondas gravitacionales contribuyó a
confirmar la teoría y a posibilitar los avances científicos posteriores en
este campo.
Estos
dos ejemplos pueden ilustrar que ciencia y tecnología son dependientes entre
sí. En ocasiones, la ciencia pondrá a su servicio las herramientas
desarrolladas por la tecnología para poder desarrollar experimentos que le
permitan seguir avanzando. Del mismo modo, la tecnología utilizará los
conocimientos científicos para poder obtener tecnología más avanzada.
Comentarios
Publicar un comentario