El
Sistema Solar se formó hace 4600 millones de años a partir de la contracción de
una nube de gas y polvo. En el centro se acumuló la mayor parte de la materia,
dando lugar a la formación del sol. En otras zonas también se produjeron
acumulaciones de materia que dió lugar a los planetas. Aproximadamente 100
millones de años después la Tierra recibió el impacto de un protoplaneta
llamado Theia. La colisión hizo que parte de la materia de ambos planetas se
uniese y que otra parte fuera expulsada al espacio. Se considera que la Luna se
formó a partir de esa cantidad ingente de rocas que se separó tras el impacto.
Así se convirtió en nuestro único satélite natural y, desde entonces, ejerce su
influencia sobre la Tierra.
Una
de sus efectos más evidentes es la existencia de las mareas debido a la
atracción gravitatoria. Como consecuencia, en la zona de la Tierra más cercana
a la Luna se produce una elevación del nivel del mar. Además, en la cara
opuesta, dado que la atracción de la Luna es menor, el agua también se eleva,
produciendo simultáneamente dos mareas altas en ambos lados del diámetro de la
Tierra.
Imagen extraída de http://museovirtual.csic.es/salas/universo/astro11.htm
A
medida que la Tierra rota, esas zonas van cambiando, produciendo el fenómeno de
las mareas.
Otro
efecto importante es la estabilización del eje de rotación de la Tierra. El
movimiento de la Luna mantiene la inclinación del eje en aproximadamente 23,5º
respecto al plano de su órbita. Esta inclinación es la responsable de la
existencia de las cuatro estaciones del año como las cononcemos. Sin la Luna el
movimiento de precesión de la Tierra se ralentizará y, como consecuencia, se
perdería la estabilidad del eje de rotación terrestre.
Imagen extraída de https://es.wikipedia.org/wiki/Eje_terrestre
La
presencia de la Luna, al estabilizar el eje de rotación, afecta a los ciclos de
Milankovitch. Ya se ha mencionado el movimiento de precesión, que completa un
ciclo cada 25776 años. También se da el fenómeno de oblicuidad, que hace que el
eje de rotación varíe su inclinación entre 22,1º y 24,5º en un periodo de 41000
años. Por último, la excentricidad de la órbita, que también cambia, de modo
que la distancia Tierra-Sol varía entre 129 y 187 millones de kilómetros.
Referencias:
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