En
el año 2006 la prestigiosa revista de humor científico Annals of Improbable
Research (AIR) tuvo a bien otorgar el Ig
Nobel de la Paz a Howard Stapleton por inventar “un repelente electromagnético
de adolescentes, pero no de adultos”. Se trata de un dispositivo que emite un
sonido a una frecuencia entre 16 y 18,5 kilohertz y que, por lo tanto, perciben
los adolescentes, pero no los adultos. En esencia, se basa en un fenómeno
conocido como presbiacusia, que consiste en una pérdida progresiva de la capacidad
auditiva a consecuencia de la edad. Si te atreves, puedes probar suerte en el
siguiente enlace:
https://cdn.20m.es/adj/2006/09/28/288.mp3
En
un giro inesperado de los acontecimientos, la juventud encontró una manera de
revertir el agravio: utilizar dicho sonido como tono de llamadas y mensajes en
sus teléfonos móviles. De esa manera consiguen evitar, con más o menos
garantías, que los adultos de su entorno lo perciban, entre ellos el profesorado,
gremio al cual pertenezco.
En
el caso de mi alumnado lo utilizan de otra manera. Les resulta hilarante hacer
el experimento de comprobar quiénes de sus profesores y profesoras tienen la
capacidad de detectar el pitido. Desde que entré en mi centro no ha
transcurrido un solo curso escolar sin que una clase u otra me haya sometido a
la prueba. Por ahora la voy superando. Suelo aprovechar la oportunidad para
introducirles al concepto de espectro audible, lo que es una onda, su amplitud,
frecuencia… ¿Cómo funcionan los silbatos para perros? ¿Por qué a medida que nos
vamos haciendo mayores vamos perdiendo capacidad auditiva? ¿Qué significa oír?
¿Cómo percibe nuestro cerebro esos estímulos?
Les
explico que, dentro de lo que podemos dadas nuestras capacidades como seres
humanos, estamos continuamente recibiendo información de nuestro entorno, pero
que no toda esa información nos resulta útil y que, por lo tanto, nuestro
cerebro se queda con la parte que le conviene. Esto constituye el acto de oír.
Les
pregunto, ¿os han dicho alguna vez eso de “me oyes, pero no me escuchas”?. Por
encima del primer nivel, cuando estamos prestando atención a un determinado
sonido, podemos decir que estamos escuchando.
A
raíz de esta reflexión pienso en aquellos alumnos que se ponen música para
estudiar. La próxima vez les preguntaré: ¿ponéis la música simplemente de fondo
o realmente la estáis escuchando?
Referencias:
https://improbable.com/magazine/
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Galardonados_con_el_premio_Ig_Nobel#2006
Hola Iñaki, buen trabajo en tu primera entrada de blog para la asignatura de Ciencia y Artes. me ha gustado mucho tu introducción y el modo en que has puesto en contexto (tu contexto profesional) la diferencia entre oir y escuchar, con mucho sentido del humor e ironía.
ResponderEliminarNo obstante, habría agradecido un poco más de profundización en el concepto de escuchar. Creo que se ha quedado en una aportación un poco epidérmica frente al "oir". Probablemente sea por el desequilibrio en la estructura del comentario en términos de longitud de los apartados: buena introducción general, buen acercamiento contextual a los tópicos, pero poco espacio para comentar ambos verbos.
Tus preguntas del final, por ejemplo, te han servido de cierre al comentario, pero podrían haber sido precisamente el eje conductor de tu discurso para discriminar la acción volitiva de escuchar. Es una sugerencia...
Está impecablemente escrito, como corresponde a un docente por otro lado. Otra sugerencia: para hacer más atractiva la entrada, considera la opción de introducir alguna imagen (libre de derechos o referenciada) que haga tu discurso más atractivo y, claro, que tenga relación con el tópico.
Seguimos!